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LA ESPERANZA KANKUAMA

Por Alejandra Cuestas Hernández

Dentro del género audiovisual el documental es destacado por revelar la verdad con más veracidad. La Esperanza Kankuama es un documental que cuenta la historia de su pueblo a través de la música y cómo la violencia atravesó una comunidad ajena a las armas. Luis Ortiz es el productor del documental que conocía de la música generada en esta región a partir de su instrumento característico, la gaita.

 

El documental inició con una pregunta ¿Una persona que aprende música es incapaz de empuñar un arma? La intención desde el principio era resolver este interrogante pero a partir de él se abrió un panorama de violencia que estaba en la memoria de sus habitantes mucho más amplio. La música es caracterizada por comunicar los sentimientos y acontecimientos de una persona o de un pueblo y es donde Luis Ortiz productor del documental se pregunta también ¿por qué habiendo tanto sufrimiento no hay más canciones que hablen del tema? Varios interrogantes eran los que rodeaban el documental que con el paso del tiempo comenzaron a tomar forma.

 

Pero estos interrogantes no estaban a la vuelta de una visita sino detrás de un trabajo extenso de grabación y conocimiento. El sufrimiento causado por la violencia está inmerso en la memoria de cada persona que ha sido víctima de crímenes que en este caso fueron causados por parte del grupo paramilitar. Luis Ortiz se tomó el tiempo necesario para conocer las historias porque como dijo, si se quería podía ser solo un documental de música de patrimonio nacional.

 

Los habitantes no solo fueron asesinados sino que varios de los que aún están en el pueblo tuvieron que vivir una pesadilla al ver como a otros los mataban. Durante el día varias personas eran tomadas por la fuerza, arrastradas, golpeadas y sacadas del pueblo con el único propósito de maltratarlos o matar a alguien pero en ocasiones no mataban a nadie, soltaban a las personas y tan solo se iban con el recuerdo de un día tormentoso que marcaba su vida porque nunca sabían que iba a pasar. Una violencia que transgrede el contacto físico y que se instala en la mente de los demás, la conclusión que sale es que eran un pueblo objetivo para generar terror. Los crímenes narrados en el documental sucedieron en la década de los noventa y aún después de más de diez años los hechos siguen afectando al pueblo.  

 

Entonces se abre otro interrogante en el transcurso del documental ¿se puede seguir creando el arte para algo a pesar de ser golpeado por la violencia? Cómo una persona puede seguir componiendo y tocando después de vivir tal violencia. El documental revela la tradición, la memoria y el sufrimiento del pueblo, memoria retratada y guardada en libros con los registros de las personas asesinadas, cada uno con su respectiva foto.

 

Para definir la violencia Luis Ortiz nos comentó el desacuerdo que tiene al llamarla un conflicto armado, porque como nos explicó un conflicto es entre dos bandos armados y dispuestos a pelear, pero los crímenes causados por parte de los grupos guerrilleros y paramilitares en el país es un proceso de exterminio, como es el caso del pueblo Kankuamo, un pueblo pacifista en medio de la Sierra que no conocía la violencia y fue transgredido por la muerte. Entonces Luis hace una reflexión de como se ha impuesto un lenguaje, un lenguaje conocido por la nación y que la mayoría de veces no se tiene consciencia del verdadero significado.

 

Una memoria se crea al realizar el documental, un testimonio y también una demanda de hechos. La consciencia generada a partir de un producto audiovisual depende de cada persona que al informarse conoce la historia, de un personaje, de un pueblo. La Esperanza Kankuama tiene dolor y belleza a la vez, dolor arraigado en las personas y belleza en su tradición, una historia dentro de los archivos oficiales de crímenes cometidos al interior del país.

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